Estamos a la vuelta del verano, y es posible que adviertas que la pintura de tu coche ha perdido parte de su brillo y ya no luce como debiera, la cual puede ser una de las razones por las que repara la carrocería de tu coche o furgoneta. Estás viendo los efectos del principal enemigo de la pintura de tu coche: el sol. Claro que no ayuda nada vivir en el país con más horas de sol al año. Y sí, gracias a él, tu coche tiene una apariencia prematuramente envejecida.

En este caso, tanto si lo tienes en garaje como si no, permanece muchas horas a la intemperie, bajo altas temperaturas y bajo el efecto de los rayos del sol. Porque por mucho que lo intentes, es difícil encontrar aparcamiento a la sombra, y cuando se encuentra, sólo se cambia un daño por otro (como excrementos de pájaros, resinas, aceites o frutos que se desprenden, etc.).

Como afecta el sol a la pintura del coche

El sol, según los especialistas del motor, es la primera de las circunstancias climatológicas que dañan de manera definitiva el color y brillo de tu vehículo. La radiación solar y las altas temperaturas que afectan a la superficie del coche cuando éste se encuentra expuesto al sol, hace que se debilite la capa de barniz que protege el color. Este barniz pierde la resistencia original, la capa se debilita y pierde su densidad, dejando expuesto el color del vehículo que va perdiendo su intensidad y matices, dejando un efecto desvaído y apagado.

Si el efecto es ya evidente y quieres pintar tu coche para devolverle a tu vehículo el color en la misma intensidad y brillo que tenía inicialmente, acude a talleres Inniauto y te aconsejamos: las dos principales respuestas a ese deterioro son el encerado y el pulimentado. Con el encerado se da una capa de material protector entre el barniz y el exterior, y aplicado periódicamente, no sólo protege el vehículo sino que facilita su limpieza. Con el pulimentado se elimina alguna capa del barniz para que recupere el brillo.